Cuentos Breves: AHOGADO

Como todos los dias de mi vida, me levante temprano para comenzar la jornada. Era viernes y por alguna extraña razon siempre me despierto de buen humor los viernes, pero ese dia, ese dia pasaba algo, habia un ambiente tenso a mi alrededor. Y es que desde hace tiempo atras, desde que vivo con Mario, mi vida se habia vuelto aburrida, predecible, me habia vuelto impaciente, y a él parecia no importarle nada.

Recuerdo el dia del cumpleaños de mi mamá, fuimos juntos, le compramos una ruiquisima torta, la fiesta estaba muy animada, provocaba seguir hasta la madrugada, a fin de cuentas era la fiesta de mi madre, con ella casi no compartía, pero como cosa rara, él se puso de un insoportable, tanto hasta el punto de formarme una escenita de celos en frente de toda mi familia y solo porque habia estado hablando con mi primo, un primo que era como mi hermano. Ese tipo de situaciones me aguantaba por amor. En una oportunidad fuimos a comer a Mcdonalds, tenia un hambre que me mataba, eran como las doce del medio dia, se podran imaginar la cola infernal que habia que calarse, bueno llegamos, la hicimos (la cola), y luego de cancelar nuestro pedido si lo note extaño, bastante alterado diria yo. Nos sentamos como de costumbre, porque a él siempre le gustaba sentarse en esa mesa que daba a la ventana del parque, y por esas casualidades se estaba desocupando justo cuando nosotros llegamos. No me habia terminado de sentar cuando comenzo a pelear, grito como un loco sin remedio, hasta el punto que lo mandaron a callar, senti tanta verguenza, pero no se quedo ahi, él no podia quedarse con nada por dentro, tenia de algun modo que seguir su pelea, tenia de algun modo que obstinarme. Yo estaba tranquilo comiendo, no tranquilo, pero tratando, cuando se levanto y me arrojo su hamburguesa en la cara, y luego salio iracundo de aquel lugar. Quería morirme, hubiese sido maravilloso que la tierra se hubiese abierto y me tragara completo. Cuando llegue a casa discutimos, pero esas son cosas que uno se aguanta por amor.

Él y yo nos conocimos hace cinco años exactamente en un restaurante, estaba sentado en la mesa que yo habia reservado en el mejor restaurante de la ciudad. Me parecio muy guapo, alto, masculino, tenia todos los atractivos fisicos que yo particularmente buscaba en un hombre, asi que de comun acuerdo decidimos no pelear por aquel objeto tan insignificante, y en su lugar tuvimos la mejor conversacion en medio de tragos y exquisita comida. Senti tanto agrado de conocerlo y mejor de haberlo conocido de esa forma, que opte por comprar aquella mesa insignificante, claro tuve que hablar con el dueño del restaurante, porque queria tener conmigo el lugar donde habia conocido al hombre de mi vida, esas son cosas que uno hace por amor. Aquellos primeros mese fueron magnificos, todo un oasis de placeres, saliamos de compras, ibamos al cine, nos comiamos el uno al otro en medio de orgasmos tremendamente exitantes. Todo fue maravilloso hasta el dia que decidimos vivir juntos. Ese dia todo cambio.

Él era un excelente cocinero, pero comiamos solo lo que el queria o lo que a él le parecia, eso desde que viviamos juntos porque antes no era asi. Mi forma de vestir era osada, apabullante, deslumbrante, de mundo, como decia mi madre. Pero a él desde que comenzamos a vivir juntos tambien le comenzo a molestar mi forma de vestir, asi que por amor cambie, era mas pacato, mas cauto en las formas, de hecho llego un punto en que él comenzo a comprarme lo que debia vestir. Deje de estudiar, porque a él le parecia que en la Universidad podría conocer a alguien, y no quería tener preocupaciones, me decia que lo comprendiera, que se sentia inseguro, y yo por amor le hice caso, total podemos vivir de nuestro dinero pense, no necesito instruirme, me decia a mi mismo para sobrellevar la situacion. Haciamos mercado juntos, dormiamos juntos, ibamos al gym juntos, haciamos el amor, saliamos a pasear juntos, nos bañabamos juntos, llego el momento en que cada paso que daba estaba vigilado por el, absolutamente cada paso.

La unica oportunidad de volver a ser yo mismo, fue cuando se enfermo, estuvo en cama quince dias producto de una operacion para arreglar un problemita que tenia en la rodilla. En medio del dolor por verlo convaleciente, habia algarabia porque podia salir, estar en libertad. Aunque el trataba de retenerme a su lado, tuve excusas suficientes para escapar y no sentirme tan ahogado. Se sintio tan mal por no tenerme a su lado a cada instante, que no cumplio con el postoperatorio, asi que saliendo de la clinica volvi a mi estado de inercia y devocion, no me importaba sentirme tan mal, tan asfixiado, todo lo soportaba por amor. Recuerdo que él tuvo una conversacion con los medicos, en donde yo no participe, siempre me quedo la duda sobre que habian hablado, pero no quise aondar en los detalles, esos dias fueron de libertad, para que preocuparme por tonterias me dije.

El laboratorio donde me hice por primera vez en mi vida una prueba de VIH me hizo llegar hasta mi casa la prueba, al abrirla senti que el mundo se me caia encima, que se derrumbaba mi vida, cuando lei aquel positivo en mayusculas quise morirme. Ese sentimiento de extraño, esa tension que tenia al levantarme, provenia de alli, habia presentido aquella mala noticia. Me sente, llore, aproveche que él estaba en el baño para no alarmarlo, pero despues de medio pensar e irme hacia mi pasado buscando un culpable no encontraba explicacion alguna.

Asi que hice como si no pasara nada. Él salio del baño, vio mis ojos rojos, me pregunto al respecto lo unico que se me ocurrio decirle es que se me habia metido una basura en el ojo y que por eso el sonrrojamiento de los mismo. Ibamos a salir a hacer mercado, a buscar las cosas que el quisiera, para la comida que el quisiera. Invente un dolor de estomago, que no aguantaria estar en la calle pensando en la posibilidad de venirme en vomito en cualquier momento. Cuando decidio quedarse para cuidarme, le dije que pensara en que no habia nada en la alacena, que la nevera estaba vacia, que lo pensara, yo podia quedarme solo un rato, el solo tenia que ir y tratar de hacer todo rapido y asi aporvechaba en comprarme unas pastillas para sentirme mejor. La farmacia quedaba en una esquina a menos de 5 metros de nuestro hogar. Fue me compro unas pastillas y salio al supermercado, me dijo que podria tardar un poco mas, pues se sentia aliviado de que ya me habia tomado un calmante. Y justo eso era lo que yo queria tiempo, tiempo para indagar, o por lo menos tratar de hacerlo.

Al él irse, corri al cuarto tire todo buscando una respuesta, su mesa de noche estaba siempre con llave, busque un cuchillo y la abri. Habia medicamentos, papeles, y mas papeles, en medio de todo logre ver un examen medico algo viejo, era una prueba de VIH hecha hace diez años, la cual obvia era positiva. En medio de mi locura, logre tranquilizarme, tantas cosas hechas por amor, y como me habia pagado ese hombre. Quiza yo tengo la culpa, debi protegerme, me dije para tratar de apaciguarme. Dandole todavia la posibilidad de la duda. No tenia tiempo para mas, la ira de la que me llene fue mas grande, decidi matarlo, no podia dejarlo con vida, era lo menos que se merecia por haberme hecho tanto daño.

Sali a la farmacia compre una pastillas para dormir, pasamos el resto del dia juntos. Llegada la noche le dije que yo haria la cena, que queria hacer algo especial para él, para celebrar que lo amaba. El asintio, y mientras yo cocinaba solo, pues ese fue un requerimiento, él estuvo viendo television en la sala. Servi la mesa, coloque todo en su lugar, una cena maravillosa, coloque diez pastillas de las que compre en el jugo. Luego de la cena, deje la bombona abierta, no podia darme el lujo de que algo saliera mal. Él quedo rendido de inmediatro, yo también, en medio de mi desesperacion se me olvido no tomar jugo. Hoy ambos estamos muertos, y luego de tanto desastre me pidio perdon frente a Dios. Pero ya era tarde, pues termine cometiendo una locura por desamor.

Nick Joel Araugamb